¿Está ahí ella, existirá siquiera, es real? Si la ves, ¿será
mejor huir o… permanecer y mirarla, contemplarla hasta hallar su verdadera
figura? ¿O es que es un simple sueño?
Mujer en la niebla
Apenas y te distingo, apenas y logro ver algo en la bruma;
en esto que antes fueran nubarrones tempestivos que segaron mi visión,
impidiendo ver el resplandor de un mañana, mientras luchaba por no ahogarme en
la ciénaga de penas y culpas que se desbordaron sin remedio.
Inmerso en estas condiciones inclementes y
desesperanzadoras, es que me pregunto si realmente existes, si no eres nada más
que un espejismo, una ilusión efectuada por mí en este sufrido destierro, una
proyección etérea de un deseo desesperado que terminara por torcerse en mi
contra. Dime, ¿lo eres? ¿Estás ahí, aun ahora… cuando dudo de ti? ¿Cuándo mi
corazón anhela vehemente, por sobre mis ojos y sentidos lo seas; lo eres?
Ronda en torno a mí, misteriosa amiga, confirma por sobre mi
ceguera lo que clama mi alma, e impregna mis sentidos con tu presencia; has que
mi olfato se deleite con tu esencia; que mis manos sientan tu gélido toque; y
si al final lo deseas, que mis labios sientan los tuyos rosándose en armonía. Y
demuéstrame así lo que mis ojos dudan y mi cuerpo percibe es real… cuando menos
ahora.
Me cuestiono si tus palabras bastaran, si me embelesaran al
emitirlas tu voz y con ello podre olvidarme de lo demás, de mis infinitos
tormentos. ¿Es a caso que mi alma, en este cariz fosco, percibirá mucho más de
lo que mis ojos captan al estar en tu presencia?, y así aclarar la imagen
borrosa que miro ante mí de ti, mi querida. ¿Sera así?
No respondes a mis interrogantes… Quizá sea por qué no sé
escuchar lo que expresas, o cómo hacerlo correctamente; ¿o prefieres el
silencio indiferente, o, la voz parca de un alma cóncava; es eso? ¿Sera
probable que mientras más pase contigo se facilitará el escucharte, el verte cómo
eres realmente? Esta incertidumbre, superada mi paciencia o mi temple, ¿será?,
me conducirá al despeñadero de la manía; caminando sin poder distinguir gran
cosa en esta atmosfera tenue de visión y amplia en misterio y temor; ¿o me
guiaras de la mano entre la penuria aciaga de este delirante lugar, llevándome
de la mano por un terreno ya sabido por ti?
Supongo que no tengo más remedio que permanecer aquí, ¿a
dónde más iría, que más haría?, y descubrir tu verdadera figura… ¡Después de
todo, estoy casi seguro, yo mismo he creado esta niebla!
Si dejas de sentir… si dudas de lo que sientes, lo que en ti
provoco, quizá, mejor será desvanecerse entre la bruma, y dejar el placer y el
deseo en lo inconcluso de lo que hasta ahora se ha forjado. –Nota escrita para
una despedida.
D. Leon. Mayén
Fotografía del perfil, en Flickr, de Kasia
(Usada bajo la licencia Creative Commons)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario