martes, 22 de octubre de 2019

Mira las estrellas

Que decir... Hace poco más de un año que no comparto mis delirios filosóficos, o cualquier otro escrito, por este medio. Han sido tiempos difíciles, por decir lo menos.

Mira las estrellas



¿Qué ves cuándo miras las estrellas?
Yo, en realidad, me pierdo contemplando la eterna negrura que las ciñe. Podría hacerlo hasta llegada el alba. Quizá sea porque una afín lobreguez es la que se constriñe a mi vida, a veces casi hasta la asfixia. Al poco tiempo pierdo la cognición sobre la recóndita opacidad del firmamento que se pinta ante mí, y dejo de cavilar, de analizar, de… de recordar. Resultando aliviador lograrlo.
No trato de ser como otros dicen, aconsejan o intentan —es lo opuesto—: no pretendo ser o sentirme parte de UN TODO mismo, si no de, por efímero que sea, ser nada. Ser un todo de nada, ser «la nada misma que es todo». Creo que eso somos más allá de lo que en suma nos hace quienes somos… más allá de esa fracción vital que nos hace lo que somos, que nos vuelve humanos: la conciencia. Sin ella todo lo fundamental y trascendental en nosotros serviría de muy poco. Nuestro nivel de conciencia nos hace ser algo único y especial en el Universo. La carencia o disminución de esta particularidad nos haría igual a casi todo en este mundo. Algo que también considero sería mejor para todos y todo. La fuente de todo pesar, compunción y arrepentimiento parte de la conciencia… Que nos sigue hasta fenecer; afortunado a quién no…
¿Afortunado?

Siendo que un amor profundo palpita por ella, en mí… ¿en realidad podría desear no poseer esta conciencia? No… no podría.
Sufrir por amor, vivir en desamor, también es amar… ¿o no?


D. Leo Mayén

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