miércoles, 28 de junio de 2017

Reseña - Halo: La Caída de Reach


Halo: La caída de Reach; de Eric Nylund

Reseña


Subgénero: Ciencia-ficción
Título original: Halo: The Fall of Reach
Publicación: 2001
Contenido: 352 páginas

¡ADVERTENCIA, ESTA RESEÑA CONTIENE CITAS Y SPOILERS DE LA OBRA!

¡Ah-h-h, Reach!
A grandes rasgos la novela trata sobre los acontecimientos previos al descubrimiento del mundo anillo, un arma de destrucción galáctica creada por una ancestral civilización… para evitar, aniquilar, un mal siniestro, abominable e insaciable. Pero esto bien lo sabemos todos lo que hemos tenido el placer de jugar la trilogía de Halo protagonizada por el Master Chief.
Jugando, cientos de veces, los juegos de la saga, no sólo la trilogía, constantemente me surgían dudas, huecos argumentales y lagunas que no podía entender. ¡Ahora!, muchas de ellas respuestas al leer esta grandiosa novela. Y es que más allá de ser una precuela directa del videojuego nos lleva a descubrir la vida, el comienzo, del icónico y épico héroe de la historia; sus comienzos y vida hasta que muchos —incluyéndome— le conocimos en Halo: Combat Evolved, en la ya arcaica, pero invaluable, Xbox “negra”, original o como se la quiera llamar. Todo comienza descubriendo las iniciaciones del proyecto Orión de  segunda Generación, o Spartan II —al que pertenece el Jefe Maestro; algo ignorado hasta hace poco por mí—, bajo el cargo de la Dra. Catherine Halsey de la sección 3 de la ONI (Oficina de Inteligencia Naval, por sus siglas en inglés) y el UNSC (Comando Espacial de las Naciones Unidas, por sus siglas en inglés); en el siglo XXVI. El proyecto, y la trama, comienzan con la identificación de 150 niños (femenino y masculino), especiales para su propósito por sus rasgos genéticos. Posteriormente 75 de esos niños son secuestrados y remplazados por clones que en pocos años morirían. ¿Y todo para qué?, se preguntaran. Por la guerra. Un conflicto entre el Frente Rebelde Unido en oposición a la UNSC; en una guerra sin cuartel entre las cerca de ochenta colonias humanas en toda la galaxia.
Esto sólo es un pellizquito del argumento general; pues la cereza del pastel viene siendo, como mencione anteriormente, la carrera de John —el Jefe Maestro—. Al comienzo no es más que un niño de seis años raptado y enlistado obligatoriamente para servir como soldado; desde el comienzo el favorito de la Dra. Halsey, aunque se rehusé a admitirlo del todo. Pero no son cualquier soldado, no. Desde el principio cada niño sin excepción es tratado como un soldado hecho y derecho, sin excusas o miramientos por su escasa edad: electrochoques a quien no acate las ordenes, pruebas físicas de resistencia, habilidad y destreza; aunado a las repercusiones al ser el último equipo en logra su cometido: desde quedarse sin comer, o, en un su primer prueba de campo, dejando al último en llegar a la zona de recogida, abandonado y teniendo que volver a pie a kilómetros y kilómetros de la base, en Reach. Sin embargo, las cualidades de John individualmente y como líder salen a relucir de inmediato, mostrando a un futuro Spartan-117 más humano que el visto en los primeros juegos, preocupado por sus hombres, dispuesto a morir por ellos; con un solo objetivo en mente, ser el mejor soldado posible y completar cada misión a como dé lugar. También, su inteligencia es admirable —ya que comparándolo conmigo jugando como él le hago parecer un vicioso imbécil, asco me doy, ja, ja, ja—, calculador, taimado, tenaz, admirable estratega, aguerrido e implacable.
Conforme los años pasan entre pruebas y entrenamientos, desde su niñez, llegando a la adolescencia los Spartans se encuentran ante a una nueva fase del proyecto Orion II, la aumentación biológica y genética; que les dará mayor velocidad, fuerza sobre humana, inteligencia superior y unos reflejos que dan miedo —Por favor querido lector, no pienses en superhéroes o personajes semejantes; un Spartan viene siendo un súper soldado, ¡tampoco en el Capitán América, por favor!, yo lo veo como humanos potenciados, aunque con dolorosos e inevitables sacrificios, como conductas poco sociales, perdida del impulso sexual, agresividad, etc.; pero al final humanos—. El proceso de cambio es doloroso para ellos.
«La Dra. Halsey forzó la mejor sonrisa que pudo lograr. “¿Cómo te sientes?”
“Estoy bien, Señora,” respondió John con dificultad. “La enfermera dijo que el sedante hará efecto pronto. Estoy luchando para ver cuánto tiempo puedo mantenerme despierto.” Sus parpados se movieron. “No es fácil.”
John miró a Méndez y luchó por levantarse y saludar, pero no lo logró. “Sé que este es uno de los ejercicios del Jefe. Pero no se qué giro tiene. ¿Puede decírmelo, Dra. Halsey? ¿Solo por esta vez? ¿Cómo logro ganar?”
Méndez desvió la mirada.
La Dra. Halsey se inclinó más cerca de John mientras él cerraba sus ojos y empezaba a respirar profundamente.
“Te diré como ganar, John,” susurró. “Tienes que sobrevivir”»

Tras el proceso pocos Spartans quedaron.
John observaba. Con cada uno de los cilindros de acero inoxidable que se alejaban, sentía que estaba perdiendo una parte de sí mismo. Sentía como si dejara a su gente atrás.”
… … …
«“¿Algo mas, Líder de Escuadrón?”
John arrugo sus cejas, dudó un momento y luego finalmente dijo, “Yo era el líder de escuadrón. La última misión era, por lo tanto, mi responsabilidad… y miembros de mi escuadrón murieron. ¿Qué es lo que hice mal?”
Méndez miró a John con sus impenetrables ojos negros. Miró al escuadrón, y luego de nuevo a John. “Camine conmigo.”
Llevó a John hacia la pantalla. Se detuvo y miró mientras el último de los contenedores se desvanecía en la oscuridad.
“Un líder debe estar listo para enviar a los soldados bajo sus órdenes hacia sus muertes,” Méndez dijo sin voltear a ver a John. “Haces esto porque tu deber con la UNSC es mayor a tu deber contigo mismo e incluso con tu escuadrón.”
John quitó la vista de la pantalla. No podía seguir mirando al vació. No quería pensar en sus compañeros –amigos que eran como hermanos y hermanas para él– perdidos para siempre.
“Es aceptable,” dijo Méndez, “perder sus vidas si es necesario.” Finalmente volteó y encontró la mirada de John. “Sin embargo, no es aceptable desperdiciar esas vidas. ¿Entiendes la diferencia?”
“Yo… creo que entiendo, señor,” dijo John. “Pero ¿Cual fue el caso en esta misión? ¿Vidas perdidas o vidas desperdiciadas?”
Méndez volteó de nuevo a ver hacia la negrura del espacio y no contesto.»

 Esta parte, admito, me caló con fuerza.
Más tarde, todo cambia con la pérdida del contacto en Harvest, una colonia exterior y agrícola. Al mandar la UNSC una flota de respuesta… simplemente encuentran un planeta cristalizado (efecto de las armas de plasma). Bastante tiempo tarda la humanidad en identificar la nueva amenaza; una amenaza brutal, despiadada, devota y fanática a su religión y decidida a exterminar a la humanidad: El Covenant. Una coalición de diversas razas alienígenas: Grunts, Jackals, Hunters, Elites y Profetas; de tecnología más avanzada que la humana, capases de dominar precisos saltos hiperespaciales a diferencia de sus oponentes; escudos de energía protegiendo los cascos de sus inmensas naves de batalla, haciéndolas virtualmente imposibles de destruir. Todo esto propicia el aceleramiento de la fase final de los Spartans, el proyecto MJOLNIR, que en conjunto con la IA Cortana son la mejor posibilidad de la humanidad, ambos desarrollados por la Dra.

Ahora bien, les contare sobre mis partes favoritas.
Haciendo a un lado to-o-da la historia narrada sobre John-117. La primera en cronología es el incidente entre John recién mejorado y un grupo de ODST’s (Soldados de Choque de Descenso Orbital, por sus siglas en ingles), que no termina nada, nada bien. Mis partes predilectas fueron las batallas espaciales, sumamente angustiantes —y en contra de toda probabilidad de sobrevivencia—, repletas de acción y tensión como de asombro, entre los pernos de plasma de las naves Covenant contra las armas nucleares Havok humanas, los misiles Archer y los imponentes cañones MAC (Cañón de Aceleración Magnética)
Disparaba un proyectil de tungsteno férrico súper denso. La tremenda masa y velocidad del proyectil destruía a la mayoría de las naves en el impacto. A diferencia de los misiles Archer, un proyectil MAC no era guiado; la solución de fuego debía ser perfecta con el fin de golpear al objetivo —cosa nada fácil de hacer cuando ambas naves se movían rápidamente—.”; no sabía qué demonios pasaría… quien saldría victorioso. —Extrañamente, en la narración de las naves comandadas por el Capitán Jacob Keyes —mi tercer personaje predilecto, ¡después Sam, y de John, claro está!—, graciosamente me imaginaba el puente de Star Trek. Ja, ja, ja, ja; ¡qué cosas!
Para quienes se pregunten que es Reach, más allá de ser un planeta sumamente importante para la humanidad y la UNSC, al menos para mí, lo es todo: vida y muerte, esperanza y la dolorosa pérdida de ella… El hogar y tumba de… ellos.
Contarles más seria un crimen. Y les pido por favor, les imploro, que si desconocen que es Halo no juzguen al libro por pertenecer al mundo de un videojuego, eso es un soberano error debrayante en la estupidez. “¡No juzgues a un libro por su portada!”, no dicen todos; aunque nadie lo profese en el día a día. El libro esta entramado con el juego, sí, pero tiene otra perspectiva, sumamente literaria y amena; llegando a ampliar indudablemente el universo de la saga de un modo que difícilmente conseguiría un videojuego, comic o película seudo-publicitaría; por qué sí, hay un comic y una película de cerca de una hora, pero aunque son buenas a su modo, se quedan muy cortas a la riqueza de la novela, su entramado y complejidad… Lo verosímil que resulta —por qué si bien todo ocurre desde principios del dos mil quinientos hasta mediados de ese siglo—, la humanidad no carece de su esencia, su naturaleza, esa que podemos palpar ahora y en antaño. Claro que hay exaltantes avances tecnológicos, pero no armas láser humanas, como en tantas y tantas historias futuristas, pero bueno, ese es otro tema del cual podría debatir sin fin.
Ahora bien, para los fans y gustosos de Halo como yo, les digo, tristemente, que si no han leído esta novela hacen que todos los Grunts quieran suicidarse, ja, ja, ja. No, ya en serio, al leerlo descubrirán un montón de “secretos” y curiosidades sobre el magnífico universo de Halo, como por ejemplo que las armas ya tenían un “número” de modelo y no un nombre simple como en el videojuego; o también quien es el mejor amigo del Spartan-117; la primera aparición de Johnson, ¡y muchas más sorpresas; aunque algunas no muy gratas! Y un titipuchal —bastantes— de incongruencias entre el libro y Halo: Reach —¡No por ello que merezca ser denigrado el juego, pues me parece muchos factores hacen único, grandiosos y hegemónico al título!—; y menormente con Halo Combat Evolved: como que ya habían mochilas cohete, y la posibilidad de equipar los rifles de batalla, MA5B, con silenciador. ¡Oh!, casi me olvido, y que siempre ha habido “Ingenieros”, esas criaturas que sorpresivamente flotan por medio de gas —¡Menudos pedorros!—, con tentáculos y los más inteligentes del Covenant —cabe destacar que su primera aparición virtual fue en Halo 3: ODST—.
También, debo aclarar, que esta obra me ha ayudado a hacer las paces con Halo 4 siendo que retoman buena parte de la trama y conceptos de ésta.
Concluyendo, si te dices fan de Halo debes leer el libro: «¡No hay medios Spartans, sólo Spartans!»
Por otro lado, si no sabes que es Halo, sencillamente has oído de él o simplemente le rehúyes por qué te parece que no es lo tuyo, LÉELO —no es a la fuerza, sólo te lo sugiero—, no te va a matar hacerlo; e igual y encuentras discrepancias para discutir con los que si nos gusta. En cualquiera de los casos, te aseguro vale la pena. La trama es emocionante y aunque trata sobre el protagonista también lo hace sobre personajes secundarios y situaciones que impactan o desembocan con la trama principal, dándole una perspectiva profunda y multifacética sobre la historia en general.



D. Leon. Mayén



viernes, 2 de junio de 2017

Primer beso

"Con nuestro primer beso bastó para marcarme de por vida... Y que consiguieras mi eterna fidelidad".

Esto es algo con lo que me acabo de topar por casualidad, algo que escribí pensando en ella. De forma práctica, respecto a la última palabra, la defraude.
Mas poco importa ahora, pues pese a ser "libre" esa eterna fidelidad habita entrañable en mí. Destruyéndome. Purgando, consiente, lo que provoqué, a lo que encausan ahora mis decisiones.

La evocó en mi mente, al azorarme los gélidos vientos de la soledad; doliéndome entonces, al buscarla en cada rincón de mi corazón; el que ennegrece por la ausencia de su amor. Desangra preguntándose..., preguntándome... ¿dónde está nuestro Amor?
Sólo le respondo, estrujándolo más, con lágrimas y dolor: Somos... seremos un pozo de lágrimas en una caverna fría y sin luz, ahogándonos de a poco en nuestro sufrir. ¡Peor será mientras más preguntes por ella!