Ya ni siquiera recuerdo un aproximado de hace cuanto que no
publico o, peor aún, que escribo algo de lo acostumbrado aquí. Diversas cosas
me han golpeado estos últimos meses, desde la habitual soledad y desesperanza
innatas en mí, hasta la muerte e incertidumbre de algunos seres queridos… Como
sea, he vuelto a las andadas, ja, ja. El texto que a continuación dejo… lo he
escrito, como muchas veces, buscando algo de desahogo y paz interna. Por
desgracia, el manuscrito original no lo feche. Y es que es algo que en conjunto
expresa mucho sobre mí, que me va como anillo al dedo. Mi doliente situación.
Entre gloría y escoria
Bien sé que no soy un
Dios del Olimpo,
mas un ser humano…
tampoco lo creo.
Esta vida, este
mundo; el sentir que me provocan,
dudo que algún mortal
así lo perciba…
Algo hermoso,
intenso… avieso y doloroso.
¿Qué soy; qué mora en
mí?
¿Luz y día;
noche y sombra;
amor y desprecio…?
Arrebatada pasión y agonizante
martirio,
marcado y turgente sufrimiento
desgarran mi alma
fragmento a
fragmento,
gota a gota…
de mi sangre y
lágrimas.
Condenado, afectado
por pena, sufrir y desgracia ajena;
carcomiéndome lo
propio…,
sucumbiendo por
quienes amo.
Dilapidándome por
todo y todos,
sea nimio o magnánimo,
es como me encuentro.
En mí resulta inevitable
y recóndito
el abismo entre fruición
y tormento.
Perduro entre dones y
maldiciones…
ángeles y demonios,
humanos ordinarios y
sandios mentecatos.
Ni bueno ni malo,
simplemente un ser
que agoniza en el delirio
que osan llamar
realidad, verdad.
Lo que a innúmeros
nos termina por matar.
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