lunes, 13 de junio de 2016

Te has ido

Esta carta, escrita hace ya demasiado tiempo —al menos en apariencia, y a la vez no tanto—, es mi última carta para ella. La oculte entre sus cosas para que de ese modo no la leyese de inmediato.

Te has ido


¡Tú la mujer más bella y yo sólo un simple hombre!

Al estar juntos nos quemamos con el rose de nuestra piel. Separados… tan lejos uno del otro, nuestros corazones se desmoronan convirtiéndose en cenizas, a causa de la llama que se apaga lentamente.
Luchando por no morir pido a gritos tus dulces besos, tus tiernas caricias, y ruego en agonía por una noche más, solo una noche más… aunque sea para tu voz escuchar.
Cada beso, las caricias, todas esas sonrisas, secretos compartidos, sueños creados, en cada noche eterna: llena de amor, ternura, pasión y deseo; todo lo que compartimos, todo por lo que vivimos… ¡Jamás me imagine!… ¿cómo podría saber?; que todo eso nos destrozaría, acechándonos desde las sombras, esperando pacientemente la llegada de este día, el día en que termináramos. Yo partiendo al este y tú al oeste, cada uno por su camino, negando que haya ocurrido, deseando que todo sea meramente un mal sueño. Una pesadilla que nos comerá vivos lentamente sin poder despertar de ella.
Ahora sólo quedan las memorias de momentos maravillosos; que si bien ahora duelen, quizá, con el tiempo, se vuelvan más y más valiosas al caminar en un futuro sombrío y solitario, lleno de pena y dolor por la ausencia  de tu corazón y cuerpo junto al mío.
Con el paso de los años, mi corazón se vuelve frío por la ausencia de esa llama que me dio vida; mientras más gélido, más fácil se romperá, hasta que sólo quedará polvo que se llevara el viento.

Acabas de cruzar el umbral de la puerta, en la habitación en que ardíamos en una intensa pasión, la que deseábamos nunca terminara, sin importar si el mundo se acabara, si moríamos de inanición o si todo el mundo se preguntara, con el paso del tiempo, que fue de nosotros; donde nada importaba más que tú y yo juntos, unidos el uno al otro por un mutuo y desenfrenado deseo, desnudos rozando nuestros cuerpos suavemente al ritmo del amor, susurrándonos al oído cuanto nos amamos… lo mucho que nos deseábamos.
No sé tú, pero yo hubiera preferido morir justo ahí, junto a ti, amándote como jamás amaré a alguien, que vivir lo que me queda de vida sin ti.
I hope you save this letter in your heart, my lovely Bri!
8-X-15

D. Leon. Mayén

Te has ido - CC by-nc-nd 4.0 - D. Leon. Mayén 


En conjunto con estas líneas termina la serie de pensamientos que plasme en papel —y he publicado—, antes y pocos meses después de que terminásemos. Sería ingenuo de mi parte decir que, también, dejare de escribir sobre ella, pues no me es posible; aunque sí lo haré de diferente forma seguramente.

No hay comentarios.: