Desenfocado
A ratos me es difícil concentrarme; sé y no sé el
por qué, a la vez. Resulta un placer sutilmente doloroso.
Pensar, anhelar, desear a ratos se vuelve un bien
y mal que retorna a mí… constante a lo largo del día, por la noche o al
despertar; algo que bien sé me resulta nocivo, pero que, a la vez, disfruto con
deleite y una pizca de vejación. Y es que así estoy por ti desde tiempo atrás
—ya sabes—, y quizá… quizá por bastante más.
Tanto me guardo para quemarlo en la hoguera de mi
martirio; tanto me confunde este hecho que he decidido dejar que las brazas se
calmen, aguardar sin barruntar o esperar algo preciso. Sólo esperar. Si después
perezco ahogado entre bravías humaredas de tan anhelado carnífice, bueno… al
menos jamás me arrepentiré de lo que ahí encuentre.
Nadie más hay, por nadie más surge lo que por ti…
lo que creas en mí sólo es y será por ti. Entre todas las estrellas del
infinito firmamento sólo a ti te miro, te admiro por ese brillo y titilar que
sólo de ti emana; ningún otro cuerpo celestial me embelesa como tú lo consigues;
por ninguna se creará en mi interior lo que por ti siento: algo único que me
resulta complicado expresar a profundidad y detalle, pues es basto y hondo. Difuso
es en mi cabezota que maquila incesante, siendo todo lo referente a ti un grato
respiro en su ajetreada labor cotidiana.
D. Leon. Mayén

No hay comentarios.:
Publicar un comentario