Sangrante delirio
Ángel de mi vida,
condena de mi muerte,
acércate y fina lo
que comenzaste;
no al partir, no al
alejarte,
no al distanciarnos emotivamente;
lo que inicio apenas
tus pupilas en mí fijaste.
Acaba con la amargura
y sufrir de esta condena,
de esta vida sin mi
vida,
de este amor sin
proyectar…
sin desahogar;
pues dado y jurado
está.
Toma la daga con
ardor,
mi amor,
anda paso a paso
hacia mí
y encájala,
aquí donde me diste
esperanza,
donde otorgaste vida;
donde aún me quedas…
Mientras me desangro,
mientras se acalla mi
palpitar,
te pido, te imploro
me des un beso…
el último;
que opuesto al
primero,
siempre en mi vida,
me acompañe en la
muerte.
Y moribundo en tus
brazos;
expirando por nuestro
amor secreto y arrebatado;
entre lágrimas de
dolor,
entre lágrimas de
libertad,
estaré amándote como
siempre hago.
¡Tú, mi vida y
muerte, mi eterna y gloriosa sentencia, B...!
D. Leon.
Mayén
Fotografía del perfil, en Flickr, de definiteserenade3
Usada bajo la licencia Creative Commons
No hay comentarios.:
Publicar un comentario